El asesoramiento legal y la defensa jurídica son actividades reservadas por ley a un profesional, EL ABOGADO, el único que por su formación académica, su experiencia y actualización de conocimientos continua a lo largo de su vida profesional puede dar una solución eficaz a las necesidades del cliente. El compromiso, la lealtad y la vocación han de ser valores siempre presentes en el ejercicio de la abogacía.